Las mujeres en México y en otras partes del mundo han sido desde siempre una de las bases más fuertes de los movimientos sociales, esta fortaleza choca con la estructura patriarcal de la sociedad y del poder que siempre trata de utilizar instrumentos de represión y dominación contra la vida, cuerpos y libertad de las mujeres, mujeres campesinas, mujeres colonas, trabajadoras, mujeres tiempo, mujeres dolor y fortaleza.
En este periodo de movilización social en Oaxaca se ha visibilizado la activa participación de las mujeres y su papel fundamental como transformadora de esa realidad que desbasta. Así se les ha visto en las calles marchando, se les ha visto en las tomas de los medios de comunicación, se les vio en las barricadas, en los mítines, en los plantones, ellas se dieron cuenta que su lugar no solo estaba en la cocina sino también en la lucha cotidiana de su pueblo.
Mujeres viento que han portado en sus manos carteles con las fotos de sus hijos, esposos y amigos presos, en las largas marchas vestidas de negro, ellas que tuvieron que encarar a la PFP junto con sus tanquetas de agua, ellas resistieron, ellas dijeron: “las oaxaqueñas no tenemos miedo”. Y cuando mas se agudizo la represión ellas salieron rompiendo el estado de sitio para buscar a sus familiares en las cárceles. Ellas volvieron a decir: “las oaxaqueñas no tenemos miedo”.
Ellas que han resistido aferradas a un mejor porvenir, el 25 de noviembre del 2006 Día Contra la Violencia a las Mujeres les dieron el “mejor regalo”: Persecución, cárcel, violaciones. Sus largas trenzas fueron cortadas y con ellas callo no solo su pelo cuidado por varios años, callo también su ropa y desnudas las obligaron a hacer sentadillas a pesar de estar lastimadas en las piernas por los toletazos, mientras amenazas constantes recibían: “A ustedes nos las vamos a chingar así como nos chingamos a las viejas de Atenco”.
Con sus hermanas de Atenco no solo las une esta historia de agresión y violaciones, también las unen las raíces tan profundas de resistencia que se tocan y se acarician a pesar de la distancia.
Mujeres águila, mujeres humo, mujeres de Atenco que empuñaron machetes y defendieron su tierra a pesar de su propia vida y de su cuerpo que la PFP tomo como botín de guerra. Ellas que han labrado la tierra, han participado en la vida de la comunidad, estudiantes, enfermeras, indígenas, comerciantes de flores, ellas que tomaron el micrófono para denunciar las agresiones que habían sido objeto.
Y en la cotidianidad de los días: Abuela, madre, hermana, prima, amiga…
Amiga que tienes que estar lejos por que sobre ti pesan sendas ordenes de aprensión aunque tu voz aun se escucha fuerte, madre que resistes la ausencia de tus hijos, madre que no te dejas caer hasta verlos libres. Hermana que has cargado a tus hijos en la espalda para no solo prometerles un futuro mejor sino construirlo.
Abuela que almacenas tiempo he historias, historias que han permanecido fijas en el espacio- tiempo como piedras fósiles y así encontraste en las huellas de tus manos el porque de tu existencia, así tu pasado te hiso fuerte.... así marcada de tatuajes voy.
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