¡ALTO A LA REPRESION Y HOSTIGAMIENTO A LAS COMUNIDADES ZAPATISTAS!

junio 10, 2007

Conferencia “Ética y Política” en el Auditorio Ché Guevara, 8 de Junio.

DOS POLÍTICAS Y UNA ÉTICA.

Junio del 2007.

Queremos agradecer a los compañeros y compañeras de los grupos y colectivos que se agrupan en el “OkupaChe”, el apoyo que nos han brindado para la realización de esta mesa redonda.

Allá arriba nos ofrecieron otros lugares, “mejor acondicionados”, dijeron, “más cómodos”. Como si la ética y la política fueran una cuestión de comodidad, y como si para los zapatistas fuera lo primordial el espacio y no el oído que, generoso, nos dan ahora ustedes.

Y esto lo escribo antes de decirlo, suponiendo que alguien acudió a esta mesa redonda que, para estar a la moda, ocupa ya el primer lugar de deslindes. Ya sólo faltaba que la propia mesa se deslindara.

Ética y Política. Fue a nosotros que se nos ocurrió este tema. En el vaivén mediático que ofrece píldoras somníferas a quien no quiera velar, desvelar y develar la realidad, hay varias cosas que están quedando como ausentes. El Poder parafrasea a Pablo Neruda y nos canta, con estridencia, “Me gusta cuando callas porque estás como pendiente”… de lo que digo, y estás como distante… esperando la próxima venta de temporada, es decir, las próximas elecciones”.

Fue entonces nuestra idea de que hay que nombrar lo ausente, lo que ahora aparece no sólo como que se excluye mutuamente, la ética y la política en este caso, sino que también se presenta como si fuera lógico, razonable, comprensible, justificable, aplaudible… y los “ibles” que se les ocurran.

Nombrar lo ausente, es uno de los modos de avivar la memoria que se dirige también hacia delante. Y elegimos precisamente el tema de la ética, no sólo para señalar su destierro y ausencia de la política de arriba, a más de su acorralamiento en el espacio de la academia; también para señalar o apuntar algunas pistas para que, en el abajo que estamos levantando, se abracen al fin la ética y la política en la única forma que pueden hacerlo, es decir, siendo “otras”.

Cuando sólo de palabras se trata, no pareciera haber ningún problema en hablar de ética y política. Se pueden escribir libros, dar clases, hacer investigaciones y, a veces, hasta participar en mesas redondas. Claro, siempre y cuando no sean en el Ché Guevara de Filosofía y Letras de la UNAM.

Pero ¿llevarla a un lugar rector del quehacer político propio? Vamos, eso es de ingenuos, puristas o de candorosos idealistas enfermos por el calendario de la juventud. Ya vendrá la realidad a cantar los versos que dicen: “Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver, cuando quiero un puesto (o una beca) lloro, y a veces lloro sin querer”

Pero, si vamos a nombrar lo ausente, entonces preguntemos que se fizo de ello:

¿Cuándo y cómo fue que la ética y la política tomaron esos caminos?

La ética, el camino aséptico y mediocre de la academia.

La política, el camino del cinismo y la desvergüenza “realistas”.

¿Cuándo fue que la intelectualidad progresista renunció al análisis crítico y se convirtió en triste plañidera de las derrotas y fracasos de una parte de la clase política que ya lleva varios años muerta?

¿Cuándo se operó esa mágica alquimia que hizo de los intelectuales progresistas los justificadores, y no pocas veces los aduladores, del quehacer de una “izquierda” tan entre comillas y tan a la derecha, que tienen que hacer malabares para sacarla de su ubicación real en el espectro político?

¿Cuándo fue que la ética dejó de ser un referente y fue sustituida por las encuestas, el rating, las aglomeraciones de masas o de votos, y llegar a comparar, así, el plantón contra el fraude electoral del 2006 con el reciente concierto de Shakira en el zócalo?

“Hay que estar donde está la gente”, dijeron entonces. Así que seguramente estuvieron ahí, cuando la Shakira demostraba lo que yo, humildemente y con mis modestas habilidades, le enseñé. Sí, eso fue hace mucho tiempo. Ahora, ya con trabajos muevo las caderas cada tanto que me acomodo en el asiento, en los largos viajes de nuestro recorrido por el Otro México, el de abajo, el de la izquierda sin comillas, sin presupuestos y sin corresponsales asignados.

Pero ya me estoy yendo por otro lado, cuando lo mejor sería estarse viniendo. Bueno, ya, basta de albures. Estamos hablando de cosas serias y debemos ponernos serios, formales, aburridos.

Volvamos pues a las preguntas:

¿Cuándo fue que la corte parásita de la clase política mexicana, y analistas y locutores que la acompañan, se convirtió en un desordenado equipo de bufones sin público y sin comedia?

¿Cuándo fue que las noticias sobre los avatares de la clase política desplazaron, a la baja en el rating por supuesto, a la barra cómica en los medios electrónicos?

¿Cuándo fue que el reiterado proceso de suplantación de identidades empezó a ser aclamado, si era (o es), como en esta universidad, la Nacional Autónoma de México, una imposición en donde cada quien busca no quedarse fuera, y a cambio le ofrece el aliño a una “izquierda” tan bien portada que no sólo “luce” en las fotos, también contrasta con esta generación de jóvenes (es decir, nosotros, nosotras, la banda, la raza, los fachosos, los otros, los sucios, los feos, los malos, y, bueno, ya que estamos en lo de la equidad de género, pues también las sucias, las feas, las malas –y que lo digas-); nosotras, nosotros, las jirafas y jirafos que encontramos, no el análisis crítico, sino el desprecio, la burla y la persecución de quienes se autodenominan “la clase pensante”?

Mire joven, la diferencia fundamental entre la Torre de Rectoría y el auditorio Che Guevara es el presupuesto. A mí qué me importa lo que se haga ahí abajo si no puedo anunciarlo en la gaceta universitaria y cobrarlo en facturas “all included”. Por favor, joven, sea usted realista: la comunidad universitaria está aquí arriba. Allá afuera están los clientes, sí, los clientes a la hora de los laboratorios, las becas, los cursos, las inscripciones, los puestos y… los cambios en las direcciones y la rectoría. ¿La ética? Mmh… me suena. ¿En cuánto se cotiza?

¿Y qué se fizo de la “izquierda” (ya llevo tantas comillas para “izquierda” que temo que se le acaben al teclado) que caminó lo electoral (algo comprensible y valedero) y a su paso fue dejando los principios, es decir, la identidad, como si fuerab no sólo un montón de escombros, sino también un lastre?

En un extraño razonamiento, los fracasos evidentes no llevaron a replantear el lugar de los principios de un quehacer político que se reclamaba, y reclama, como una lucha por la justicia, ésa eterna ausente en el México de Abajo –y del mundo, dicho sea de paso-.

No, si perdieron o les robaron (la diferencia está en la cantidad de publicidad pagada por cada bando) es porque les faltó “estrategia de medios”, que es como ahora se dice a la claudicación en los principios, al sometimiento al Rey Midas del poder que todo lo que toca lo convierte en mierda.

Y falló la “política de alianzas”, que es como ahora se llama al servil cortejo a una clase dominante que, es cierto, es coqueta, pero siempre fiel a sus intereses.

Y fallaron los acuerdos y la “unidad” a todo precio, a cualquier costo, por cualquier puesto. “Unámonos”, dijeron, pero en realidad pensaban: “subordínense”, “olviden”, “ríndanse”.

Y quien dijo y dice “¡NO!” es “sectario”, “infantil”, “juguete de la derecha”. Y arrancaron de sus paredes las fotos de los zapatistas, y en su lugar pusieron las de los calumniadores, perseguidores y asesinos de indígenas zapatistas: Gustavo Iruegas, Arturo Nuñez, Ricardo Monreal, y el autodenominado rector de la UNAM, el señorito Juan Ramón De La Fuente, entre otros.

Y prendieron sus veladoras… mientras los del otro bando prendían los reflectores mediáticos.

En México, allá arriba pueden decir, sin sonrojarse siquiera, que está bien que se golpee y encarcele a gente de abajo, gente que se la raja cada día para sacar honestamente algo qué llevar a su familia, que se le despoje de su casa, su pequeño comercio, su mercancía, su medio de vida pues, que se aplauda (o se calle, que es una forma más ruin de aplaudir) que, como en una guerra de conquista, se despoje –allá arriba dicen “se expropie”- de territorios enteros a una ciudad, para entregarlos luego a los grandes inversionistas que, basta un poco de memoria, son los héroes y aliados de hoy… y los traidores de mañana.

El caso de Carlos Slim, el aliado anteayer, el traidor ayer, el amigo hoy, el aliado mañana, el traidor pasado mañana, es el botón de lujo de la muestra oculta del Poder. Y estoy hablando de la Ciudad de México, del barrio de Tepito y de su gente, de Iztapalapa y de su gente, de Santa María La Rivera y de su gente.

Sin ningún proceso judicial de por medio, se ataca y se despoja. Y los medios suplen las órdenes de cateo, y se convierten en jueces y verdugos: “se dedicaban al narco menudeo”, señalan. Y ninguno de quienes hacen del pensamiento su trabajo, dice nada. Ni siquiera para preguntar lo elemental, es decir, “si eran narcotraficantes, ¿por qué vivían donde vivían?” En lugar de preguntas, evidencias: “Por algo será”, “se lo merecen”, “algo habrán hecho”, y entonces voltear a ver a otro lado, a un concierto en el zócalo, a una plaza llena para unas fotos donde las personas son sólo piezas en una ordenada exposición de pieles desnudas, a todo lo que no reclame compromiso, cuestionamiento, ética.

Parece que, con el embate neoliberal, no sólo se derrumbaron las reglas no escritas de la política en México y los referentes al político como “hombre de Estado”. También yacen, entre los restos del naufragio de la clase política mexicana toda: la dignidad, la decencia… y la vergüenza.

Pareciera ser que los márgenes de la honestidad y la vergüenza se han ampliado bastante, hasta tal punto que no parece haber ninguna limitante. Un extraño razonamiento que reza: “según las encuestas electorales, mis enemigos pueden ser mis amigos”, al rato Elba Esther Gordillo dejará de ser una bruja cuando se “moche” con el Frente Amplio Opositor, y será entonces una gran luchadora social y un ejemplo para el magisterio… a quien ha explotado, perseguido, traicionado y asesinado. Y los políticos son basura reciclable: ahora los nuevos “héroes” y “progresistas” son Manuel Barttlet, Javier Corral y Sauri Riancho. Seguramente el Diálogo Nacional los invitará a su próxima reunión, aunque no sé cuáles son “las bases obreras y campesinas” que tengan este trío de sinvergüenzas, ni los malabares que hagan sus dirigentes para justificarlo.

Yo sé que más de uno sacará citas de Lenin para justificar lo que se hace y deshace. Después de todo, Lenin es útil para todo… hasta para contradecirlo.

Pero estamos algo lejos de la Rusia Zarista, del Palacio de Invierno y de la Duma.

Allá arriba, el siglo XXI en México arrancó sumando, a la falta de ingenio, inteligencia y coraje, la falta de vergüenza.

Si con Miguel De la Madrid se repitió el ciclo de un presidente mediocre, seguido de un presidente cobarde (Carlos Salinas de Gortari) y luego un presidente imbécil (Ernesto Zedillo Ponce de León), con Fox y Calderón parece que se trabó el disco duro de la cibernética política porque no aparecen ni los mediocres ni los cobardes, y los imbéciles reinan, o creen hacerlo, o fingen, o no les importa siquiera no simularlo.

Felipe Calderón Hinojosa, corto no sólo de estatura, se pierde en las fotos donde abundan los verdes olivo y los grises. “¡Vamos ganando!”, dice, pero todos sabemos quiénes están incluidos en ese plural y quienes no.

Cada día que pasa hay más sangre en las calles y en los campos de México, y él oferta en el extranjero el mismo México ficticio que heredó de Fox.

Y con descaro explica a los posibles compradores: “Los muchachos (refiriéndose a soldados y policías) están limpiando el sitio. Hacen un poco de ruido, es cierto, pero pronto quedará todo limpio. Sobre todo de mexicanos, que son el principal estorbo. Verá usted cómo, pronto, donde antes había un país, habrá un terreno baldío y podrá invertir en lo que le plazca”

¡Ah! Y los medios: ahora a ponernos a elegir entre Espino y Calderón. ¿Quién será ahora el menos malo?

Lo reiteramos: allá arriba no hay nada qué hacer, ni siquiera chistes.

Por eso estamos hoy aquí, con ustedes. Porque creemos, y en nosotros “creer” es un sinónimo de “hacer”, y “hacer” un sinónimo de “luchar”, y “luchar” un sinónimo de “soñar”, que es posible construir otra forma de hacer política, y que su andamiaje principal es la ética, otra ética.

Antes he tratado de explicar que los zapatistas somos guerreros y guerreras. Y esto no sólo quiere decir que nos asumimos como luchadores, en veces a la defensiva y en veces a la ofensiva. También que tenemos una ética que poco o nada tiene qué ver con lo que se enseña o pretende enseñar en aulas, libros o mesas redondas con deslindes incluidos, sino con un compromiso.

Nuestra posición ha merecido el desprecio y la crítica de los neo apologistas de lo indefendible, es decir, del quehacer de una clase política que al lodo y la sangre que le manchan las manos, suma ahora el cinismo de presentar su claudicación como “madurez”, “modernidad” y “realismo”.

Y, qué paradójico, recuerdo ahora que nos ofrecieron comodidades para esta mesa cuadrada (tal vez por eso es despechada) a nosotros, que desde que salimos hemos sido los incómodos constantes y sonantes para ese sector del pensamiento.

José Martí dijo alguna vez que el hombre verdadero no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.

Ahora se podría decir que el hombre y la mujer de abajo y a la izquierda no miran de qué lado van las encuestas, sino de qué lado está el deber.

Y el deber, para nosotros los zapatistas, es nuestra ética, la ética del guerrero.

Ya antes hablé de su origen, de las fuentes en que abrevamos para ser lo que somos y seremos.

Ahora sólo quiero recordar lo siguiente:

La ética del guerrero se podría resumir en los siguientes puntos:

1.- Estar siempre en disposición de aprender y hacerlo. Dos son las palabras fundamentales en el andar del guerrero: “no sé”. Mientras las “cabezas grandes”, como dijera alguna vez el Comandante Tacho, opinan sobre todo y pretenden que todo lo saben, el guerrero se asoma a lo desconocido con la misma capacidad de admiración que se tiene ante algo nuevo. Cuando salimos al camino que nos marcamos con la Sexta Declaración, no repartimos juicios y recetas. Escuchamos y miramos para aprender. No para suplantar o dirigir, sino para respetar. El respeto al otro, a la otra, es como nosotros decimos “compañero”, “compañera”.

2.- Estar al servicio de una causa materializada. No se trata de luchar por quimeras, ni de engañarse sobre el enemigo, la batalla, las derrotas, la victoria. Sabemos que hay y habrá dolores, algunos sin ningún alivio posible, como el dolor de la muerte de Alexis Benhumea, nuestro compañero y estudiante de esta universidad, terminado de asesinar por el gobierno hace un año. Y hay otros que requieren un paciente cultivo de la rabia, como el de saber a nuestras compañeras y compañeros presos de Atenco: Nacho, Magdalena, Mariana, por mencionar sólo a tres de ellas y ellos.

Pero sabemos también que esos y estos dolores que no cicatrizan tienen rumbo, destino, final. Y que esa gran causa que nos motiva no inhibe o subordina las causas de todos los tamaños, sino que precisamente en ellas se materializa.

3.- Respetar a los antecesores. La memoria es el alimento vital del guerrero. El agua donde abrevamos es nuestra historia. No sólo como zapatistas, no sólo como indígenas, no sólo como mexicanos. Donde otros leen y repiten derrotas, para así justificar rendiciones, nosotros leemos enseñanzas. Donde otros ven personajes, líderes y héroes, nosotros vemos pueblos enteros cumpliendo la función de maestros a la distancia, en tiempo, geografía y modo. La historia de abajo no es sino una inmensa memoria colectiva.

4.- Existir para el bien de la humanidad, es decir, la justicia. Ojo: no dije “para tomar al poder”, ni “para llegar a un cargo público”, ni para “pasar a la historia”, ni “para desde arriba solucionar lo de abajo”. Digo, en cambio, nombrar y traer acá a esa otra gran ausente en el camino del de abajo: la justicia. Y no porque esté en algún lado, escondida, esperando que alguien que se cree iluminado la encuentre y venga y nos la obsequie, y nuestros calendarios se llenen de monumentos, bustos y estatuas, sino porque es algo que se construye como se construye todo lo que nos hace seres humanos, es decir, en colectivo.

5.- Para esta batalla que sabemos difícil, e interminable agregaría yo, debemos dotarnos de armas y herramientas que nada tienen qué ver con lo que ahora se encuentra en las páginas de cualquier periódico o en los noticieros televisivos. Armas y herramientos que no son sino las ciencias, las técnicas y las artes. Y de entre todas ellas, la de la palabra.

Por algunas circunstancias de las que ahora no voy a hablar, los zapatistas tendemos a ver y mirar mundos para los que no hay todavía palabras en los diccionarios.

Pero así como vemos las cosas lejanas como si estuvieran a la vuelta de la esquina, vemos las cosas cercanas e inmediatas con el reposo de la distancia y el tiempo que creamos con nuestra propia geografía y nuestro propio calendario.

Lo más importante (y lo más olvidado) es que el guerrero debe cultivar la capacidad de ver hacia delante, imaginar el todo compuesto y terminado, prever los subes y bajas del camino, los contratiempos y su solución. Debe ser sabio en la lucha, esto es: en determinar cuáles son los puntos esenciales de una situación, dónde deben aplicarse qué esfuerzos y cuáles combates deben ganarse o perderse.

El guerrero debe poner atención y dedicación a las cosas pequeñas y a las grandes, las superficiales y las profundas, y trazar así una especie de mapa tridimensional donde cada parte adquiere un sentido preciso según lo dicta el todo, y el todo sólo adquiere razón y legitimidad en cada una de sus partes.

Así, el guerrero debe buscar el ritmo, es decir, el acompañamiento entre las partes del todo. Y no la velocidad que termina por dejar lo importante por atender lo urgente.

En nuestra ética, entonces, se trata de no pensar indignamente, para no actuar deshonestamente. Aprender siempre, siempre prepararse, conocer todos los caminos posibles, sus pasos, sus velocidades, sus ritmos. No para todos andar, sino para saber de todos, con todos caminar y llegar con todos.

No es al hoy, a lo inmediato, a lo efímero, que vemos. Nuestra mirada llega más lejos. Hasta allá, donde se ven a un hombre o a una mujer cualquiera, despertarse con la nueva y tierna angustia de saber que deben decidir sobre su destino, que caminan por el día con la incertidumbre que da la responsabilidad de llenar de contenido la palabra “libertad”.

Hasta allá miramos, hasta el tiempo y el lugar donde alguien le regala a alguien algo. Y es tan lejos que no se alcanza distinguir si es una flor rrroja o una estrella o un sol lo que de una a otra mano se tiende.

Nuestra ética tiene ese destino.

No sólo por eso, pero también por eso, es que sabemos que vamos a ganar…

Muchas gracias.

Desde el auditorio Che Guevara, en la otra Ciudad Universitaria de la UNAM.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Junio del 2007.

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Arriba y abajo: la situación nacional mediando el 2007

ARRIBA Y ABAJO: LA SITUACIÓN NACIONAL MEDIANDO EL 2007.


Mayo del 2007.

Queremos agradecer a la Otra en Nayarit, al Partido de los Comunistas y a la Juventud Comunista de México, la oportunidad que nos dan para la palabra. Las que presentaremos son algunas reflexiones, realizadas a partir de esta segunda etapa de La Otra Campaña en el norte de nuestro país. A reserva de una elaboración más detallada y reposada, representan, como zapatistas, nuestra mirada y abrazo actual a este dolor que llamamos la Patria mexicana.

I.- La Situación Nacional Arriba.-


Y como nuevo símbolo nacional… un spot publicitario.

México, mediando ya el 2007. En los seis primeros meses de Felipe Calderón ha transcurrido todo un sexenio. Escondido detrás de los faldones de las camisolas verde olivo de los militares, Calderón ya ni siquiera simula que gobierna. Es apenas un elemento decorativo más en la parafernalia de los festejos y reuniones militares.

Detrás de él, corren a formarse, locos de contento, los gobernadores de todo el espectro político y la mayoría de los legisladores, mientras los magistrados, con calculada parsimonia revisan los despojos de la Constitución y de las garantías individuales que proclama, mientras con celeridad cobran sueldos y prebendas.

Dividida su neofilia entre el ejército, los medios de comunicación y la Iglesia, la clase política mexicana reconoce ya que es incapaz de gobernar. Como en las cortes decadentes, estos bufones con poses de nobles y virreyes, buscan en la sinrazón y la fuerza un sostén que la legitimidad les niega desde hace mucho tiempo.

Pero aún el ejército y la Iglesia están bajo el dominio mediático. Su lustre o desprestigio depende de los dictados de las mesas de redacción en medios escritos y electrónicos.

¿Está de moda el verde olivo? Pues a cantar loas a un ejército cumpliendo labores de policía interna, es decir, violando las leyes fundamentales y sus reglamentos internos. Sin embargo las bayonetas pueden hacer muchas cosas, pero no sirven para sentarse en ellas.

¿Los militares no fotografían bien y los púlpitos sí? Pues a cortejar a obispos y cardenales. ¡Qué importan la constitución y la tradición laica del Estado Mexicano! Se trata de sobrevivir, y la supervivencia política en este México de hoy, depende del tiempo en que se aparezca en los medios. El “rating” es el nuevo índice de valor político. La “realidad” a la que se refiere es construida por las empresas encuestadoras.

Algo pasó allá arriba que ya no hay ni un barniz de oficio político… ni de vergüenza.

Los medios de comunicación son ahora el nuevo referente nacional.

Ya no los héroes nacionales, las fiestas tradicionales, los trajes autóctonos, los deportes, los informes de gobierno de gobernadores y presidentes.

Ahora los titulares de noticieros televisivos y radiofónicos, así como las primeras planas de la prensa, nos dicen y dicen al resto del mundo de qué va la cosa en México.

Basta una mirada con el mínimo de crítica, para darse cuenta de que el mexicano es un sistema político moribundo, inestable, sin referencias sólidas.

La Situación Nacional, por donde se la vea, es una catástrofe:

La economía nacional ha sido abandonada al vaivén de las tormentas del mercado internacional.

La seguridad social es un montón de escombros en venta.

La educación pública es un pobre remedo de los cursos de superación personal y empresarial.

La política cultural es una sección arrinconada, muchas veces en la página de sociales, en los periódicos dominicales.

La salud pública es un centro comercial sucio, desaseado e ineficiente, cuyo negocio se debate entre las marcas y los genéricos.

Nada, nada de lo que fue la columna vertebral del Estado Nacional queda en pie.

Ilusa, la clase política mexicana pensó que sólo se trataba de entrar al relevo del PRI en la administración y venta del “cuerno de la abundancia” llamado México.

Y resultó que no, que lo que se derrumbó, junto con la hegemonía del PRI, fue algo más. Y lo sucedido allá arriba, en la “política profesional” es sólo un pálido reflejo de lo que pasó y pasa en las bases del Estado-Nación en México.

Destruidas las bases, las otrora “reglas” no escritas del sistema político mexicano se desmoronaron. Entre ellas, la que fue fundamental: la de la sucesión presidencial. Aquella tradición nacional llamada “el tapadismo” no existe más.

Y estos son los tiempos que corren…

Sin siquiera el mínimo oxígeno político que le permitió a Fox sobrevivir inicialmente como gobernante, Felipe Calderón ve con desesperación que ni en su propio partido las tiene consigo. Su mandato efectivo terminó cuando abandonó como un ladrón el Congreso de la Unión, después de aquella accidentada toma de posesión.

Sostenerse en los medios masivos de comunicación no fue suficiente, y por lo que se ve, tampoco lo es el colmar de soldados las ciudades y carreteras.

Así que la carrera presidencial se ha iniciado ya.

Y los aspirantes prácticamente están definidos definidos: Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador por el PRD o por el nuevo partido que está formando; Enrique Peña Nieto y Beatriz Paredes por esos escombros llamados PRI; además de, por el PAN, una Martha Sahagún en vías de reaparecer y un Ramírez Acuña que más parece celador de prisión que político de oficio.

El entusiasmo de la clase política mexicana por esa farsa insostenible de la lucha contra el narcotráfico (todos sabemos que no es más que la lucha del cártel de Los Pinos por adueñarse de todo), esconde dos cosas:

.- La criminalización de la lucha social, que les permitiría controlar los cotos de Poder que mantienen.

.- La atención mediática sobre los hechos de sangre de esa “guerra” perdida desde su arranque, le permite a los políticos mexicanos medir el impacto que tiene la “mano dura” en las encuestas.

Por eso, salvo López Obrador y Martha Sahagún (tal vez porque no tienen el aparato para ello), todos los aspirantes al 2012 exhiben su fuerza disfrazada de “orden”. Aunque el caso de Marcelo Ebrard, en lugar de provocar repulsa y crítica, concita los aplausos de una intelectualidad progresista cada vez más fuera de lugar.

Frente al gobierno de Felipe Calderón, los “no” varían de uno a otro lado del espectro político. Aunque, previa y cautelosa ojeada a su impacto en las encuestas, con cada vez menos entusiasmo, el PRI, el FAP y movimiento lopezbradorista critican y dicen “no” a las acciones del gobierno de Calderón, estos “no” parecen decir “yo haría lo mismo, pero mejor”. Y en eso el PRI lleva mano: no deja de ser risible que el partido que se sostuvo por décadas enteras en el Poder gracias a la represión, critique las descaradas tendencias dictatoriales de Felipe Calderón Hinojosa.

Pero los “sí” son los mismos: sí a la política económica, sí a la represión, sí al despojo, sí a la explotación, sí al desprecio.

Si 1994 develó la profunda crisis de todo el aparato de Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial; un todavía joven 2007 nos muestra que a esa crisis se suman ya la Iglesia, el ejército… y el único punto de referencia sólido que le quedaba a la política de arriba: los medios masivos de comunicación.

Cada vez más, los periódicos bajan en el número de sus lectores, los noticieros televisivos y radiofónicos caen en audiencia y en credibilidad.

Cuando los políticos no convencen, cuando los púlpitos no persuaden, cuando los noticieros no inducen, cuando las instituciones no controlan, cuando las cárceles se llenan de luchadores sociales, es que falta poco para que las bayonetas no provoquen miedo…

II.- La Situación Nacional Abajo.
Y como territorio nacional… un fraccionamiento en manos extranjeras.


Cuatro son las ruedas sobre las que la neo conquista capitalista camina, mata y destruye en el México de Abajo: el despojo, la explotación, la represión y el desprecio.

El despojo.- Como no se había visto desde la Conquista y la Colonia, el despojo de tierras y el saqueo de los recursos naturales en México semeja un gigantesco desfalco con coartada legal.

Si antes fueron el oro y la plata, ahora son el agua y la tierra las riquezas que se disputan los extranjeros.

Si antes fueron las espadas y las cruces los instrumentos de dominio, ahora son las leyes y tratados las que legalizan el robo descarado del territorio nacional.

Si antes fueron soldados y clérigos, ahora son legisladores y funcionarios los que conquistan y reclaman, para la bandera extranjera del dinero, el suelo patrio y su riqueza.

Que los pueblos indios sean los principales afectados por esta guerra de neo conquista no es nuevo. Pero ahora se suman millones de trabajadores del campo y de la ciudad a la cantidad de despojados. Las tierras y aún las viviendas y los pequeños comercios son despojados a través de triquiñuelas legaloides o en el descaro impune, como ocurrió en la Barrio de Tepito, agredido por el gobierno perredista de Ebrard en la Ciudad de México.

Pero no sólo, los millones de migrantes que deben marchar a los Estados Unidos en busca de condiciones mínimas de vida, sufren el despojo de su Patria. Entidades de la federación, que antes exportaban alimentos y manufactura, ahora exportan hombres y mujeres que deberán sufrir el calvario de la indocumentación, antes de lograr un empleo estable en una sociedad que no es la suya, y que los agrede y desprecia.

Es tan grande y descarado el robo en estos suelos que, como lo expresara el nayarita Don Salvador Castañeda, es, en términos estrictos, un despojo del territorio nacional.

Y, como tal, es un deber de todo mexicano y mexicana honestas, el detenerlo y revertirlo.

La explotación.- La gran mentira, la más evidente, de los últimos gobiernos panistas es el empleo. Ya no es sólo la precarización del empleo, el trabajo sin seguridad, sin contratación y sin salario estable. Ahora se suma el despido masivo, la falta de opciones laborales para el trabajo calificado, la criminalización del comercio informal, la falta de apoyos a la empresa nacional, la entrega descarada de los bienes estatales a compañías extranjeras.

Las grandes empresas internacionales, que destruyeron lo que alguna vez fue la empresa nacional y la convirtieron en lastimosa prestanombres, no ofrecen mejores condiciones laborales a sus trabajadores y sí, en cambio, cuotas más altas de explotación, a más de que aumentan la explotación del trabajo infantil y la discriminación laboral por razones de género en contra de las mujeres.

Los trabajadores al servicio del Estado, antes en mejor situación por las conquistas logradas, ahora se equiparan en inestabilidad y carencias con quienes trabajan en las maquilas.

Las trabajadoras y los trabajadores en México, tanto en el campo como en la ciudad, viven lo que parecía imposible: peores condiciones de explotación que en el época del porfirismo… y la colonia.

Pero las luchas en contra de las reformas a la ley de ISSSTE, por mejores condiciones laborales, por aumento salarial y reducción de los precios de bienes de consumo vital, van creciendo, tal y como va creciendo su radicalización.

Hoy el magisterio democrático lleva la batuta, pero se van sumando más y más sectores de trabajador@s.

Las calles se vuelven a llenar de rebeldía y combativas demandas de justicia.

La represión.- La escandalosa e ilegítima condena de más de 60 años en contra de los líderes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco, así como la situación ilegal que mantiene todavía a decenas de inocentes en las cárceles del Estado de México por los hechos de hace un año, es sólo un botón de la larga muestra de la corrupción y desaseo en el Poder Judicial en México.

Pero el gobierno de Felipe Calderón no se está preparando sólo para desatar una represión selectiva, aquella que se convirtió en seña de identidad de los gobiernos priístas. No es el aparato de inteligencia gubernamental el que Calderón fortalece, sino el ejército. Y el ejército mexicano se usa, tradicionalmente, para represiones masivas.

Así las cosas, no sólo los luchadores sociales y movimientos populares son los objetivos. Cualquier persona, aunque no tenga nada qué ver, está en la mira de la máquina militar. Los recientes operativos en Michoacán y en otras partes de la República Mexicana, con su cauda de detenciones ilegales y violaciones a los derechos humanos, demuestran que nadie está a salvo. Sacar al ejército de sus cuarteles es fácil. Pero regresarlo al ámbito que le corresponde no es tan sencillo. Porque el problema es que el ejército se comporta como frente a un enemigo, no como frente a conciudadanos.

En México, las cárceles se llenan de personas que luchan por los derechos sociales y por gente inocente que sufre el atropello de un sistema de justicia ridículo y decadente. Mientras que los verdaderos criminales compran candidaturas y se hacen gobernantes.

Incluso las organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos humanos y las libertades elementales, son perseguidas y hostigadas permanentemente.

El desprecio.- Al indígena, se le hermanan el joven, la jóvena, la mujer, el diferente en sexualidad y sentimientos. Juntos comparten la incomprensión y el desprecio de una moral fascista que, respaldada en los púlpitos, las tribunas legislativas y las sillas de gobierno, pretende ser el nuevo dios que dicte mandamientos a su modo y tiempo.

El racismo ya no es sólo cultural y de acuerdo a los usos y costumbres de una derecha cada vez más beligerante. Ahora se hacen leyes, a veces dictadas por gobiernos “de izquierda”, que penalizan la diferencia, banalizan la persecución de la diferencia y convierten en “crímenes pasionales” los asesinatos de mujeres y homosexuales.

En resumen…

Las disposiciones y acciones del gobierno de Calderón confirman el análisis que, desde mediados del 2005, habíamos hecho: el país se encamina a un estallido social.

Frente a él se presentan 4 alternativas: la de Calderón, que es la del uso indiscriminado de la fuerza, es decir, la salida de la represión masiva; la de un control gradual y desmovilizador, es decir, la de las fuerzas que apuntan al 2012 para un relevo ordenado, un cambio sin ruptura; la del caos y la guerra civil; y la de una salida organizada anticapitalista y de izquierda, es decir, la de las organizaciones, grupos, colectivos, familias e individuos de La Otra Campaña.

III.- La Otra Campaña.- La hora de las definiciones.

Lejos todavía de uno y otro lado, el movimiento nacional autodenominado “La Otra Campaña” se delimita a sí mismo paulatinamente. Va tomando más definiciones, además de las fundamentales, y más identidad.

Contra las tendencias hegemónicas y homogeneizadoras, la Otra Campaña se va dotando de una organicidad que respeta los ámbitos, independencia y autonomía de quienes la forman. Como si se constituyera un todo en las decisiones y acciones fundamentales, y fuera cada una de sus partes en la discusión, la reflexión, el debate y las decisiones y acciones particulares.

El hecho es que la Otra Campaña ha sobrevivido como alternativa organizativa a la cruda postelectoral; que se mantiene activa en la lucha por la libertad y la justicia para nuestras presas y presos; que su nombre y referencia aparece cada vez más en las luchas populares de abajo; que en su seno se debate, discute y crea nuevas formas de lucha; que las organizaciones, grupos y colectivos que son parte de ella crecen en cantidad y calidad; que el conocimiento mutuo interno se ha profundizado y con él, el respeto entre diferentes;

IV.- Las Tareas Inmediatas, según l@s zapatistas:

1.- La comunicación fluida. Es necesaria una comunicación más fluida entre quienes son parte de La Otra Campaña. Así se le dará continuidad al conocimiento mutuo entre quienes somos “l@s otr@s”, crecerá el respeto y el compañerismo, y se formarán nuevas alianzas.

2.- Red para acciones conjuntas para fortalecer y hacer crecer las resistencias. No sólo frente a la represión, también en el desarrollo de otra cultura, otro arte, otro otro.

3.- El Foro Nacional contra la Represión.-

Un grupo importante de organizaciones, grupos, colectivos y personas adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, nos estamos haciendo eco de las consideraciones y propuestas hechas por la Conferencia de Organizaciones Anticapitalistas de Izquierda (COPAI-México) en el Foro Nacional Contra de la Represión celebrado el pasado 6 de mayo de 2007 en el DF.

Consideramos una necesidad prioritaria y urgente el combate a la represión, en todos sus aspectos y niveles. Represión que se desata por las instituciones del Estado mexicano contra los luchadores sociales. Estamos convencidos de que la organización independiente de los de abajo y su movilización conciente constituyen la única garantía para detener e impedir los ataques los poderosos y sus gobiernos han lanzado en contra de nuestro pueblo.

Por eso hemos convocamos a todos los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y miembros de la Otra Campaña, sean colectivos, organizaciones, familias o individuos, a que participen en el

FORO NACIONAL CONTRA LA REPRESIÓN

Que se efectuará el domingo 10 de junio de 2007 en Doctor Carmona y Valle 32, colonia Doctores, DF, a partir de las 10 horas.

V.- Las batallas por venir.

Serán por demandas que tienen qué ver con nuestra supervivencia como trabajadores y como Nación. Las antiguas banderas de la libertad, la justicia y la democracia volverán, actualizadas, a las manos de hombres, mujeres, niños y ancianos mexicanos.

Por vivienda digna, por la tierra, por el trabajo, por la salud, por la educación, por la alimentación, por los derechos y la cultura indígenas, por el respeto a la diferencia, por la defensa del medio ambiente, por la información veraz y oportuna, por el arte y la cultura, por la independencia, la justicia, la libertad, la democracia, es decir, por la paz, serán las luchas que ya se asoman, y crecen, en las calles, los litorales, las montañas, los campos, los barrios y colonias, las escuelas y universidades, las fábricas y comercios, en fin, en el México que, abajo, no tiene en su diccionario las palabras resignación y rendición.

VI.- El mañana que en la noche de abajo se gesta….

Durante estos ya dos años, desde aquel junio del 2005 en que se hizo pública la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, primero el EZLN, y luego las organizaciones, grupos, colectivos, familias e individuos que se han mantenido firmes en La Otra Campaña, hemos sido acusados de sectarios y marginales.

No obstante que una y otra vez hemos insistido en que, aquellos que nos critican, miren a donde miramos, sólo hemos recibido la altanería y la soberbia de quienes creyeron que el mañana se conquista con el mínimo esfuerzo.

Porque no caminamos detrás ni delante de quienes van a otro lado; porque no miramos a donde otros ponen la esperanza y la ilusión; porque no nos deslumbramos con la cantidad sin organicidad: por eso nos tachan de los ismos que encuentran a la mano (que tampoco son muchos, a más que son perezosos) y nos dejan fuera de la historia.

Pero esa historia por la que arriba suspiran no será.

Tal vez el conformismo, la resignación y el cinismo parezcan moda inapelable, incuestionable e imbatible.

Tal vez la libertad y la justicia parezcan imposibles la víspera.

Pero tal vez la rebeldía empieza a escribirse de a poco y con pocos.

Porque, en el calendario de abajo, el reloj de los que hacen andar las ruedas de la historia aproxima sus manecillas a una fecha que cada siglo se reitera: La lucha por la libertad, la justicia y la democracia para México.

Porque el mañana, en la noche se gesta.

Desde Tepic, en el Otro Nayarit.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Mayo del 2007.

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En el XII Encuentro Hispanoamericano de Escritores Horas de Junio 2007, Hermosillo, Sonora

DE LA SOMBRA A LA LUZ…

Junio del 2007.

Hermosillo, Sonora, México.

Queremos agradecer a quienes organizan estas “Horas de Junio” la oportunidad de encontrarlos y encontrarnos con este hombre que ha sabido resolver el dilema entre las letras y la lucha de la mejor forma, es decir, enarbolando ambas: Ernesto Cardenal.

Valgan estas palabras como homenaje a su vida y compromiso y, sobre todo, a la generosa mirada que este hombre ha dado a los pueblos indios de Nicaragua y de esa gran herida que nos duele y que se llama América Latina.

Y traigo también a este saludo a quien, como Ernesto Cardenal, puso la palabra en medio de la batalla por la libertad de nuestros pueblos latinoamericanos, José Martí. Y parafraseándolo, traigo y cultivo una rosa blanca, en junio como enero, para el amigo sincero a quien doy mi mano franca. De los zapatistas para usted, don Ernesto.

Y traigo también, de la otra esquina de nuestro México, del sureste, la otra flor que cultivamos: la flor de la palabra…

Alguna vez me contaron Los Vigilantes, nuestros guardianes, que cada tanto la madrugada se convierte en árbol. Y me contaron que en sus nocturnas ramas cuelgan, como estrellas a punto de desprenderse, historias y leyendas terribles y maravillosas.

Y me contaron que, cuando la madrugada es árbol, el cielo se acerca tanto al suelo que es posible, con sólo alargar el brazo, tocar sus secretos más escondidos y asomarse a otros mundos que ni siquiera han sido soñados o nombrados.

Y me dijeron que, en esa madrugada, la luz no tiene entrada, que sólo la sombra puede adentrarse en ese territorio y tomar, como si de frutos se tratara, las narraciones que memoria serán para quienes somos el color que somos de la tierra.

Y hay ahí historias llenas de luz, tesoros hechos palabras, alegrías que revientan y todo lo manchan con sus colores. Pero hay también dolores, heridas que no cierran, tristezas que sólo se alivian, y que nunca se curan, en palabras.

De la afiebrada cosecha de esa madrugada, traigo nuestra historia de siempre, una historia de dolor y de esperanza…

Y ahí nomás, sobresaliendo de la alforja de Sombra, se asoma la punta de una flecha. Con cuidado la tomo y el afilado vértice, palabra se hace en el “Vícam” de la lengua del Yaqui…

Hace apenas unas horas, saliendo de Vícam, cruzamos a un lado del cerro de “Boca Abierta”, una de las puertas del asediado territorio de la tribu Yaqui en Sonora.
Tal vez la luna había empezado temprano su caminar, porque cuando su luz me flanqueó, ya llevaba levantadas varias cuartas desde el horizonte. Su luz llena dibujaba perfectamente la silueta del cerro que, desde hace unas semanas, grita un llamado para todos los pueblos indios del continente americano: el Encuentro Continental de los Pueblos Indios, en octubre próximo.

“Una herida de luz”, pensé cuando miraba a quien una leyenda indígena del noroeste de México definió como el amor imposible de Coyote, el creador primero. Recordé entonces una anécdota que me fue referida por Elías Contreras, luego de uno de sus viajes por los rincones del México de abajo.

Ustedes no están para saberlo pero para eso estoy acá, para decirles que Elías Contreras es, o era, según el caso o cosa, Comisión de Investigación del EZLN. Es decir, era, o es, algo así como lo que ustedes llaman “detective”.

Tiempo atrás, en otra luna como la que se abre en estas Horas de Junio, Elías Contreras le contó a su amor imposible, la Magdalena, su personal versión de la historia de la luna…

Cuentan, dijo Elías Contreras, que muchos calendarios atrás, cuando ni los días, ni las horas tenían nombre y número, el cielo vivía muy cerca, al mismo nivel y enfrente del suelo. Que los hombres y mujeres caminaban por un largo sendero flanqueado por astros y plantas; que en veces, por entre las mazorcas de maíz de la cosecha, se podía encontrar alguna estrella errante, o alguno que otro planeta extraviado fuera de su órbita.

Aquellos hombres y mujeres no hacían mucha bulla cuando encontraban esos pedazos de cielo, y eran los niños quienes, después de jugar un rato, devolvían a su lugar las luces caídas.

Llegó entonces otro tiempo, el de arriba, el del mandón, el del dinero. Y el miedo repartió, y el terror sembró y muerte cosechó. Temeroso, pensó el cielo que arriba debía de estar y apartarse de la tierra, donde el mandón mandaba y destruía. Subió más y más y techo se hizo, lejano, inalcanzable. Pero, para no olvidar y tener siempre presente cómo debía ser el mundo, el cielo pidió al Yaqui que le llevara el apunte de la historia y que en la piel le prendiera una señal, una promesa, un compromiso.

Pero el cielo más y más se alejaba, y ya no estaban a la mano ni su piel ni sus luces. Tendió entonces el Yaqui su arco mayor y con una flecha trató de lazar al cielo y que más alto no subiera. Pero el cielo ya llevaba camino y más lejos se iba. Pero el Yaqui era fuerte, y fuertes su arco y su flecha. Y alcanzó la punta de la flecha a herir la piel aún nueva del cielo. No pudo detenerlo, no. Pero el cielo le dijo al Yaqui que no dejaría que esa herida cerrara por completo, que abierta y viva la tendría para recordar así el tiempo en que el mundo estaba cabal y los niños jugaban con granos de maíz y con estrellas.

Por eso nuestros más sabedores también llaman al Yaqui “El Recordador”, y es la luna obra de su flecha, lanzada entonces para ser memoria.

Por eso, dijo Elías Contreras, la luna es una herida de luz en el cielo, una lastimadura que cicatriza un tanto y de nuevo se vuelve a abrir. Y entonces cuentan que, cuando la luna está plena, la herida sangra de tal forma, que su luz alcanza a diluir la sombra que en el recuerdo vive.

Según esta versión de Elías Contreras, pensé, la herida fue hecha al cielo por alguno de los primeros Vigilantes, los guardianes de la tierra. Y pienso que Vícam, cuyo significado en lengua Yaqui es “punta de flecha”, nos recuerda la tenaz dignidad de este pueblo, no sólo para resistir las agresiones que ha sufrido desde que el dinero mandón se hizo en estas tierras, también para desafiar al cielo para que no olvide, para que tenga memoria.

Y traigo a estas Horas de Junio, a Vícam, a esta punta de flecha en la que se concentrará la resistencia y rebeldía de cientos de pueblos, tribus y naciones indias, desde Alaska hasta Tierra de Fuego, desde el Esquimal hasta el Mapuche. Y pienso que qué bueno que es este cielo del noroeste, esta luna y esta hora de junio quienes abren el oído y la mirada para de otra forma ver y oír al Yaqui. Para que Coyote vuelva a alimentar la esperanza de encontrar y ser encontrado por la herida que el amor y la distancia abrieron en la larga noche de los 500 años. Para hacernos eco del clamor del Yaqui, del Seri, del Mayo, del Pima, del Od´ham, y se escuche el canto que anuncia que el mundo deberá ser puesto de cabeza, “vuelteado” decimos los zapatistas, para que quede cabal y deje ya de ser una vergüenza o un oprobio el ser indígena o mujer o anciano o niño o diferente, en fin, para que el mundo sea un lugar de encuentro y no más un infierno con muchas traducciones.

Más allá, otra leyenda encontrada en estas horas de Junio, algo de magia asoma. Una carta parece, para una luz, de una sombra…

“Señora tan no mía:

Lea con mucha atención y cuide que nadie, absolutamente nadie, descubra el secreto que ahora le revelo…

Había una vez, en tierras entonces lejanas y sin embargo hoy cercanas, una ignorada raza de magos. En el exterior eran como cualquier otra raza: había hombres, mujeres, niños y ancianos; habían amores y desamores, odios y rencores, noblezas y bajezas, en fin, lo que puede haber y hay en cualquier raza. Tal vez así entienda porque digo que era “ignorada”, es decir, “desapercibida”, pero no por qué digo “de magos”. Ahora lo sabrá.

Resulta que las personas de esta raza tenían extrañas habilidades. Podían hacer, por ejemplo, que una sombra se olvidara de quien la proyectaba y anduviera por sí sola. Claro que esto sólo podía causar problemas. Imagine, por ejemplo, la desesperación de alguna señora que está horas y horas tallando el piso para eliminar una gran mancha y resulta que no, que no era una mancha sino una sombra dormida que ahora, es cierto, está más que despierta, cosa que se puede apreciar por la velocidad con la que se escapa por la ventana mientras la señora la persigue blandiendo, furibunda, escoba, cubeta, trapeador y un número indefinido de botellas de limpiadores de todas las marcas que garantizan remover las manchas más difíciles, pero de sombras pues ni hablar.

No sólo ese tipo de problemas causaban las sombras. En veces les daba por recostarse a descansar, apoyadas en las ventanas de la casa de una persona muuuy ocupada y muuuy importante. Si lo hacían cuando el sol de mediodía golpeaba como tambor enloquecido las paredes de la casa, era algo que se agradecía, y la persona muy importante y muy ocupada dedicaba unos segundos a sonreír, e inmediatamente continuaba con sus labores que, sobra decirlo, eran muuuy importantes. Pero si las sombras se recostaban sobre las ventanas antes de que amaneciera y se quedaban dormidas hasta bien entrada la mañana… ¡el acabose! Porque resulta que la persona muy importante y muy ocupada se despertaba, eso sí, temprano, como corresponde a toda persona importante y ocupada, pero veía que todo seguía oscuro, así que pensaba que aún era de noche y se volvía dormir. Esto se repetía una y otra vez, hasta que las sombras se iban y resulta que ¿ya viste la hora que es? y las carreras y las maldiciones, y ya se imaginará…

Por si fuera poco, las sombras también le traían problemas a las parejas.

Ahí tiene, por ejemplo, que una pareja siente que ya estuvo bueno de miradas lánguidas y tiernas, que a ella él le gusta, que a él ella le gusta, y que deciden que, bueno, por qué no degustarse mutuamente (qué, dicho sea de paso, es mucho mejor que “disgustarse mutuamente”), y ahí van buscando un rincón oscuro y discreto, y lo encuentran, y entonces las manos ya no tocan sólo las manos, y los labios siguen rumbos extraviados, y los suspiros ya parecen huracanes, y las humedades desatadas presagian tormenta y, justo cuando los relámpagos se inician en los vientres de ambos, se escucha… ¡un aplauso!

Sí, un aplauso, tímido, es cierto, pero un aplauso. Los amantes se detienen y buscan a los lados y nada. Entonces una vocecilla dice: “¡arrrroz con leche!, continúen por favor, realmente estoy aprendiendo cosas nuevas”

Sí, acertó, la voz era de una sombra, una sombra a la que los amantes habían confundido con un rincón oscuro y discreto.

Por supuesto que los amantes se vistieron como pudieron y salieron rápidamente, buscando lugares más solitarios para lloverse.

¿Cómo ve?

Y no crea que la cosa se solucionaba dando algunos zapatazos y patadas, buscando que algún movimiento nos dijera si era un rincón oscuro y discreto o una sombra libidinosa emboscada. No, había sombras con la piel muy dura…

En fin, éstos son sólo algunos de los problemas que causaban las sombras sueltas. Estoy seguro que ya se imaginará los otros.

Pero bueno, esta raza de magos también tenía muchas otras habilidades, las cuales le iré contando más adelante. Ahora quiero detenerme en una en especial, una que, se rumora, fue la causa de que está raza de magos desapareciera.

Se trata de la habilidad de ver al través de los ojos. Quiero decir, las personas de esta raza, cuando miraban a alguien la miraban adentro. Sí, si ellos miraban a alguien a los ojos, podían ver lo que tenía dentro, tocarlo. Y no me refiero a ver ese desorden de tripas y flujos que es el cuerpo, me refiero a ver lo que la gente era realmente.

No se necesita mucha imaginación para suponer que esa habilidad bien podría convertirse en una maldición.

Y hablo de que esta habilidad hacía inútiles todos los cosméticos (con la consiguiente quiebra de una importante área de la industria químico-farmacéutica, editorial, radiotelecomunicaciones, y anexas), las modas en el vestir (con la consiguiente quiebra de la industria textil, editorial, radiotelecomunicaciones y anexas), las joyas (con la consiguiente quiebra de la industria minero metalúrgica, editorial, radiotelecomunicaciones y anexas), los diferentes modelos de zapatos (con la consiguiente quiebra de etcétera). Es decir, esta raza podía ver y tocar a las personas como eran realmente, y no hay cosmético, ni moda, ni joya que pueda cambiar eso.

En fin, algunos dicen que fue por razones económicas, que los grandes capos de la industria presionaron muy fuerte; otros dicen que fue por razones prácticas, que a la gente no le gustaba ver las cosas como eran realmente; otros dicen que fueron los abogados los que promovieron un amparo primero, luego un recurso de interposición, luego una controversia constitucional y luego se mocharon con el agente, con el ministerio público, con la suprema corte y con dios (para que no hubiera posibilidad alguna de recurrir “a instancias superiores”), bueno, el caso es que esta raza de magos renunció propositivamente a su habilidad (o maldición, según se le vea) de ver y mirar tocando.

Pasó el tiempo y, sin esa habilidad, los magos fueron perdiendo sus otras habilidades. La industria de cosméticos, del vestido, del calzado, de joyería, y anexas se fueron a las nubes y alcanzaron altos niveles de prosperidad (lo que quiere decir que pocos se enriquecieron mucho, y muchos se empobrecieron mucho).

Todo hubiera quedado ahí, en una anécdota que terminaría por perderse en alguna hoja de algún libro que no tardaría en ser quemado. Pero no.

Resulta que una sombra, de ésas que molestaban a las señoras que hacían la limpieza, de ésas que aprendían de los amantes, de ésas que exasperaban a las personas muy importantes y muy ocupadas, una sombra aprendió ésa y otras habilidades de la raza de magos.

Así que me presento formalmente: soy Sombra, el último mago, y estoy aquí porque necesito verla y mirarla tocándola, porque necesito cobijar sus suspiros, porque quiero alargar la noche donde aún es de día; porque tengo que aprender de usted la magia mejor, la que en su mirada brilla, la que esconde en algún lugar de su cuerpo. Soy el último mago, y he de recorrer todo su cuerpo, todo, todo hasta encontrarla, hasta encontrarme.

Déme pues su venia, señora mía, que yo sabré ser sombra de su luz.

Vale.
Sombra, el guerrero.


Dejo la carta, y aún en la Sombra de la madrugada, una llave encuentro en el morral de la memoria.

Dije llave pero digo también puente. Porque el Viejo Antonio, aquel guerrero maya que conocí en las montañas del sureste mexicano, fue también un puente al pensamiento y modo de los indígenas que después pondrían, en su piel y en sus sueños, el nombre de “zapatistas”.

Como seguramente no sabrán, el español que se habla en nuestras comunidades tiene muchos giros, variantes y mezclas que, más que con las lenguas de raíz maya que se hablan en las montañas del sureste mexicano, tienen qué ver con una concepción del mundo “muy otra”, es decir, muy zapatista.

Así que si el nombre de la historia que les voy a contar suena muy otro, aún en su obviedad, les ruego ser generosos y tolerantes, pues las palabras zapatistas suelen abrir, con su paso propio, el camino que habrán de andar. Porque, para decir “subversión”, nosotros decimos “vueltación”.

Así que ésta es, como recuerdo que me fue narrada por el Viejo Antonio,…


LA HISTORIA DE LA VUELTACIÓN.

Contaba el Viejo Antonio que, en algún momento de la historia de la humanidad, el rico engañó a todos y, con oro, construyó un gran espejo y lo puso frente al mundo.

No recuerdo ahora si la instalación del espejo fue anterior, posterior o simultánea a la instalación del robo, la explotación, la represión y el desprecio como sinónimos de una “civilización” que se impuso a sangre, fuego y lodo sobre los pueblos indios del Continente Americano. En todo caso, no importa para esta historia que ahora les cuento.

Así que el gran espejo de oro, puesto que espejo era, presentaba todo invertido: lo que estaba arriba, aparecía abajo; la mentira semejaba verdad, el malo simulaba bondad, y la injusticia aparecía vestida con el ropaje de la perpetuidad y lo irremediable.

Tal vez por el poderoso brillo, tal vez por la novedad, tal vez por la pereza en el pensamiento, tal vez por todo eso, los hombres y mujeres dejaron de mirar bajo y levantaron la mirada mientras bajaban la sabiduría.

Obligados de cualquier forma a mirar hacia arriba, contaba el Viejo Antonio, los hombres y mujeres pensaron que el reflejo que veían era la realidad, y creyeron que nada podría cambiar eso. Porque en el mundo de arriba, el del espejo de oro, no sólo se ponía de revés todo lo que había estado cabal, también se presentaba como si siempre hubiera sido así y nunca fuera a cambiar.

Fue así que, por obra del espejo impuesto, vinieron sobre nuestras tierras dioses y gobiernos, todos falsos, todos ilegítimos, todos mandones, todos injustos, todos de arriba.

Los dioses primeros, los que crearon el mundo, en otro lado andaban. Tal vez fue por eso que no muy se dieron cuenta de lo que había pasado. Y cuando regresaron, ellos y ellas mismos empezaron a creer que no ellas y ellos eran los primeros y los creadores, sino que el mundo se había echado a andar por el soplo mágico del dios del dinero.

Cambiado el rumbo del inicio de los tiempos, el cambio de todo lo demás se dio casi como algo irremediable y fatal. La libertad que hizo al mundo andar sus primeros pasos, esclavitud se hizo y el de arriba se dijo salvador cuando mataba. La tierra, antes la madre y guardiana, fue tratada como enemigo y fue perseguida, torturada, sometida a leyes que no eran las suyas, asesinada al morir el respeto a ella.

Pero los dioses, ellos y ellas, los más primeros, las creadoras, habían sabido desde antes que el tiempo de la desmemoria iba a llegar, y que en ese tiempo, todo sería visto y valorado de revés.

Entonces, en tiempos más anteriores al de la desmemoria, habían encargado a unas mujeres y hombres el trabajo de recordar, de no olvidar, de tener memoria.

Dijo el Viejo Antonio, una madrugada como la que parió este caluroso día, pero hace 20 años y en un mayo gobernado por el sol de medianoche, que estos recordadores, Los Vigilantes, habían aprendido a vueltear las cosas, es decir, a subvertirlas.

Porque la memoria de Los Vigilantes estaba llena de las imágenes primeras y, con ellas como realidad, todo veían y miraban todo. Como si estuvieran soñando, miraban y nombraban las cosas. Y por eso nombraban las cosas como las veían, no como eran. Y, por ejemplo, cuando nombraban la palabra “libertad”, no se referían al frenético engaño de una esclavitud opcional en la forma y la misma en el fondo, sino al hacer digno, al respeto propio, al respeto al otro y al respeto a la tierra, la madre.

Por eso, dijo el Viejo Antonio, cuando Los Vigilantes decían algo, lo nombraban, y entonces empezaban a hacer como si ya fuera realidad lo apenas hecho palabra. Y dijo el Viejo Antonio que no era que las cosas aparecieran así como así, sino que ya estaban y se habían olvidado. Los Vigilantes no crean o inventan, sino que recuerdan y dan voz a la memoria, dijo el Viejo Antonio.

Por eso, cuentan, pudiera pensarse que cuando los zapatistas rompen el reloj de arriba el primero de enero de 1994, no hacen sino comenzar a romper muchas otras cosas, entre ellas la imagen de un país resignado y sumiso frente al tirano. Pero no. No son las cosas lo que rompen, sino el reflejo de las cosas en el espejo de arriba.

Por eso, y esto no lo dijo el Viejo Antonio, sino que lo digo yo con la venia de él y, espero, la de ustedes, la subversión no es mas que un acto de elemental justicia; al “vueltear” las cosas, al voltearlas, al trastornar el orden establecido, al subvertir los calendarios y las geografías, los indígenas zapatistas no hacen sino avisarnos que es abajo donde hay que mirar, que es abajo donde la memoria guarda sus brillos más luminosos, que es abajo donde la eternidad del poderoso apenas es un mal aliento en la larga respiración de la madre tierra.

La “Vueltación” es pues, según el Viejo Antonio, un afán y un deber zapatista y consiste, grosso modo, en voltear lo que está de un modo y ponerlo de otro modo, es decir, en subvertirlo.

En alguna parte de nuestro recorrido por la Otra Geografía de nuestro país, por el México de Abajo, dije que la libertad, al igual que el sexo, era adictiva. Que alguien la probaba y quería más… y más… y ya, porque ya de por sí hace bastante calor como para estarle soplando más al… arrrrroz con leche.

Tal vez. Pero tal vez también habría que agregar que la libertad es contagiosa. Porque en nuestro hacernos compañeras y compañeros con las otras y otros rebeldes, acá abajo, hemos sentido y conocido que cada vez son más quienes levantan como bandera lo que después será viento: la “vueltación” del sistema, es decir, su subversión.

El regreso del mundo a su posición original, plano, sin arriba ni abajo, sin explotadores ni explotados, sin robadores ni robados, sin represores ni reprimidos, sin despreciadores ni despreciados. Un mundo sin capitalistas. Es decir, un mundo sin amos ni patrones.

Cuando los zapatistas terminemos de hacer lo que tenemos que hacer, cuando terminemos con la “vueltación”, el mundo será tan distinto que un día el sol se despertará por la mañana, sorprendido, levantándose desde las tierras del Yaqui, del Seri, del Mayo, del Pima, del Od´ham, y se elevará caminando entonces hacia el oriente, para ir a reposar, con su mejor vestido rojo, en los brazos de la sombra de las montañas del sureste mexicano, donde los muertos que somos esperaremos de nuevo el tiempo de morir de nuevo, para de nuevo vivir…

Vale. Salud y que la “vueltación” se contagie como se me contagia la luz que a mi sombra hiere.

Desde el Noroeste de México.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Mayo del 2007.

P.D.- Es ya de madrugada, cuando Sombra, el guerrero, con cuidado, como si de tesoros se tratara, va recogiendo de su cuerpo roto los restos de la memoria de una luz. Con cada uno va repitiendo sus conjuros:

“Que no me olvide / que a sus ojos les haga falta mi mirada / que su cuerpo incompleto quede sin el mío / que a su corazón le falte mi latido / que ella, cuya grandeza admiro, me admita en el alto vuelo de su sueño”

En el cielo de las horas de Junio, la luna es una herida que no duele…

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junio 04, 2007

Encuentro Iberoamericano de Escritores Horas Junio

El subcomandante Marcos entrega un ramo de rosas al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal


Hermosillo, Son., 2 de junio. El subcomandante Marcos hizo un llamado a todos los pueblos indígenas de América, desde Alaska hasta la Patagonia, en Argentina, a unirse y enfrentar la desigualdad social que padecen.

En el decimosegundo Encuentro Iberoamericano de Escritores Horas de Junio, el también llamado delegado zero destacó el coraje y el valor de los pueblos indios en México, que se enfrentan a una sociedad empecinada en llevar una vida frívola que los margina más.

"Hay historias llenas de luz, tesoros hechos palabras, alegrías que revientan y todo lo manchan con sus colores, pero hay también dolores, heridas que no cierran, tristezas que sólo se alivian, que nunca se curan en palabras", manifestó.

Durante el encuentro realizado en las instalaciones de la Sociedad Sonorense de Historia, Marcos leyó poemas junto con el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, ante más de 500 personas.

"Saliendo de Vícam, cruzamos a un lado del cerro Boca abierta, una de las puertas del asediado territorio de la tribu yaqui, tal vez la luna había pensado bien su caminar, porque cuando su luz me flanqueó ya llevaba levantadas varias cuartas desde el horizonte, su luz llena dibujaba perfectamente la silueta del cerro que desde hace unas semanas grita un llamado para todos los pueblos indios del continente americano, el Encuentro de los Pueblos Indios en octubre próximo", dijo Marcos.

El líder zapatista se refirió a la reunión de comunidades indias de América, que se realizará del 11 al 14 de octubre en Vícam, territorio de la tribu yaqui, ubicado en el municipio de Guaymas, en Sonora.

En tanto, Ernesto Cardenal reconoció la lucha del EZLN e hizo mención de la influencia de México en la revolución sandinista en Nicaragua. Cardenal leyó el poema Las Loras, para ejemplificar los enormes sacrificios de quienes han entregado su vida por el cambio social y la justicia en favor de los marginados.

"Mi amigo Michel es responsable militar en Somoto, y me contó que descubrió un contrabando de loras que iban a ser exportadas a Estados Unidos para que allí aprendieran a hablar inglés.

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