¡ALTO A LA REPRESION Y HOSTIGAMIENTO A LAS COMUNIDADES ZAPATISTAS!

abril 17, 2007

Carta para mamá y papá. Marzo de 2007

Antonio Cerezo- CEFERESO #1

¿Y hoy? Hoy los recuerdos nos hacen luchar, buscar en ellos la fortaleza necesaria para enfrentar un presente adverso; pero por ello imposible de superar.

Queridos Padres:

Este marzo es un buen pretexto para escribirles porque cumpliré treinta años, sí, treinta años y ya me salió una cana. Supongo que tendrán muchos recuerdos de sus otrora pequeños hijos así como nosotros los tenemos de nuestra infancia y de nuestros jóvenes padres.

Caray, mis queridos viejos, tantos años han pasado ya…

Los extraño muchísimo y tengo muchas ganas de platicar con ambos, pero ni modo, las circunstancias de la vida y nuestras decisiones nos mantienen lejos físicamente; aunque cercanos en el afecto.

Tal vez como fin e inicio de otro año más de vida debería hacer un profundo balance de mi existencia, platicarles qué me ha enseñado la vida y qué no he aprendido de la misma; pero sería una carta muy larga que nada más de pensar en escribirla ya me espanté.

Eso no quiere decir que no haya pensado críticamente en mi pasado: sé que pude hacer muchas cosas de mejor manera, lo malo es que lo concluí hasta hoy y no en su momento; sé que he tenido errores y aciertos; pero sobre todo, lo que sé, es que todo lo vivido ha valido la pena y que me siento bien conmigo mismo y satisfecho. Hoy hago lo que la cárcel me permite hacer, quisiera hacer muchas cosas más, pero no es posible, así que más vale no “romperse la cabeza” ante lo que por el momento no es posible cambiar.

He pensado mucho en ustedes y dos recuerdos han sido constantes:


Cuando fui a Veracruz con la brigada de adolescentes y jóvenes que pretendía aportarle algo a la comunidad donde nos tocaba estar, recibí una carta de mamá.

Al final de la carta venían unas palabras de papá que me decían algo así como que lo importante era dar, que no importaba si la gente valoraba o no lo dado, lo importante era darlo.

Me acuerdo de eso porque, a final de cuentas, es lo que ha orientado mi vida, claro, el tiempo, la vida, se encarga de enseñarnos que no se le pueden dar “margaritas a los cerdos”, que hay personas que no se les puede dar nada que no sea nuestro más profundo desprecio; pero esta circunstancia no significa que se beba ser mezquino en lo que uno puede hacer por la gente.

El otro recuerdo es de mamá leyéndonos o platicándonos la novela “Un hombre de verdad”: la historia del joven soldado soviético arrastrándose por la nieve por días, llorando por sus piernas amputadas y luchando por bailar con prótesis y por volver a volar.

¿Te acordarás, querida madre, de eso?

¿Y hoy? Hoy los recuerdos nos hacen luchar, buscar en ellos la fortaleza necesaria para enfrentar un presente adverso; pero por ello imposible de superar.

Finalmente, nuestros recuerdos nunca podrán quitárnoslos, son nuestros, sólo nuestros.

Cuídense mucho, queridos padres, un abrazo fuerte y un beso.

¡Presos hoy, libres siempre!

Su hijo Antonio

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