¡ALTO A LA REPRESION Y HOSTIGAMIENTO A LAS COMUNIDADES ZAPATISTAS!

abril 27, 2007

Carta de los padres de los hermanos Cerezo

A quien corresponda:

Sabedora de la velada censura que ejerce el gobierno panista y la autocensura por temor a algunos dueños de los medios de comunicación por el riesgo de perder sus empleos, de algunos reporteros, corresponsales, líderes de opinión y directores de algunos diarios, generalizaré mi correspondencia para evitarles molestias innecesarias, producidas por esa situación.

Sin embargo, no dejaré de enviarles las cartas que escribimos a nuestros hijos con la esperanza de que se ocupen de ellas y las conviertan en una prueba más de la crítica situación que viven los prisioneros políticos y de conciencia en los penales de Alta seguridad, una prueba más de las infinitas formas que encuentran estas “autoridades”para violar sus derechos humanos.

No les basta con mantenerlos prisioneros, les es necesario mantenerlos como rehenes en tan indigna situación para escarmiento de los demás luchadores sociales del país, en un intento de detener el movimiento popular que camina hacia una unidad cada vez más necesaria para acabar con la injusticia y la inequidad.

Con nuestro más sincero agradecimiento a su atención.


Emilia Contreras Rodríguez y Francisco Cerezo Quiroz.




20 de abril del 2007

Mis amores: Antonio y Héctor aún rehenes del Estado y ahora de Felipe Calderón Hinojosa, a 5 años y 8 meses de injusta prisión, Emi, Paco y Ale que continúan luchando por alcanzar la libertad de sus hermanos.

Por fin pude leer las cartas que han escrito, tu valiente denuncia Héctor y tus cartas Toño y como siempre he tenido que hacer de tripas corazón y una vez más ser consecuente y asimilar que la lucha social por la justicia nos enfrenta a todos los que en ella estamos, si bien nos va, a los peligros de la prisión –con todo lo que ésta conlleva- y si mal nos va, a la desaparición forzada o la muerte, como siempre lo ha dicho papá.

En este año hice un pastel para celebrar todos los cumpleaños que no hemos pasado juntos, lo hice porque precisamente cumpliste ya 30 años, 30 años desde que llegaste a mis brazos y te amamanté con todo el amor que es posible tener, y te recordé regordete con color arena de mar, como diría una entrañable compañera, tus gracias, tus primeras palabras, cuando me orinaste la cara al cambiarte el pañal, tu llanto a las 6 am. que como relojito emitías cuando -más grandecito- no te daba rápido tu biberón y después tus primeros pasos y más adelante cuando le sostenías el biberón a Hértor, que es como lo llamabas o cuando siempre desde pequeño querías ayudar a otros más pequeños a pronunciar las palabras ¿te recuerdas? Y cuando entraste a la primaria a los cinco años y ¡descubriste! que un vecino no sabía leer y muy docto le dijiste que tú ya sabías y serías su maestro y le enseñarías. Mi toño, ¿cómo olvidar las lecturas que hacíamos, o las que yo hacía y después les trasmitía como historias para enseñarles que todo era posible o casi todo, si se lo proponían? ¿cómo olvidar?

Y después llegó Hértor (como le decías), con su cara afiladita, tan calladito, casi no lloraba por nada, paciente y observador, un bebé chiquitito, güerejito, que a toda costa querías cargar porque tú “ya eras grande”.

Héctor, mi chiquito con 28 años ya y más de cinco en prisión, tan observador desde pequeño, también me “bautizaste” no una sino varias veces, tan serio después y tan empecinado en todo lo que hacías, recuerdo que cuando nació Ale, y regresé a casa con otro chiquito, te encontré enfermo y hubo necesidad de que regresara al hospital pero ahora contigo, te pusieron suero y te atendieron como era necesario pero a la hora en que la enfermera trató de ponerte el pañal, no lo permitiste y con tus apenas dos años le dijiste enojado: yo no uso pañal porque ya no soy bebé y cuando te dieron la leche en un biberón, mayor fue tu descontento porque tú no tomabas ya en biberón porque ya eras grande y durante tu estancia no lo hiciste, pero al llegar a casa te pregunté que querías tomar y me dijiste leche, te la dí y como un náufrago bebe el agua tomaste tu leche, y cómo nos costó trabajo que aprendieras a perder cuando jugábamos, y tan arrojado ¿recuerdas cuando a los tres años te fuiste sólo del kinder a la casa porque no llegué a tiempo por ti? y después cuando en el pentatlón corrías casi como los mayores tomándote del cinturón de Emi para aguantar las subidas? y cuando desfilaste con el penta a los cuatro años y te cargaban en hombros para que aguantaras y al llegar a donde estaban las autoridades tomaras tu lugar como sargento y dieras las órdenes a tu pelotón, quienes antes te habían ayudado. ¿Y más tarde cuando en el nacional de lucha olímpica representaron a la UNAM y no te rendiste porque “ya eras universitario” y no podías perder? Mis amores, cuántos recuerdos de su infancia, cuántos recuerdos de todos los años en que estuvimos juntos, ¿cómo olvidar?

Y después llegó Hértor (como le decías), con su cara afiladita, tan calladito, casi no lloraba por nada, paciente y observador, un bebé chiquitito, güerejito, que a toda costa querías cargar porque tú “ya eras grande”.

Héctor, mi chiquito con 28 años ya y más de cinco en prisión, tan observador desde pequeño, también me “bautizaste” no una sino varias veces, tan serio después y tan empecinado en todo lo que hacías, recuerdo que cuando nació Ale, y regresé a casa con otro chiquito, te encontré enfermo y hubo necesidad de que regresara al hospital pero ahora contigo, te pusieron suero y te atendieron como era necesario pero a la hora en que la enfermera trató de ponerte el pañal, no lo permitiste y con tus apenas dos años le dijiste enojado: yo no uso pañal porque ya no soy bebé y cuando te dieron la leche en un biberón, mayor fue tu descontento porque tú no tomabas ya en biberón porque ya eras grande y durante tu estancia no lo hiciste, pero al llegar a casa te pregunté que querías tomar y me dijiste leche, te la dí y como un náufrago bebe el agua tomaste tu leche, y cómo nos costó trabajo que aprendieras a perder cuando jugábamos, y tan arrojado ¿recuerdas cuando a los tres años te fuiste sólo del kinder a la casa porque no llegué a tiempo por ti? y después cuando en el pentatlón corrías casi como los mayores tomándote del cinturón de Emi para aguantar las subidas? y cuando desfilaste con el penta a los cuatro años y te cargaban en hombros para que aguantaras y al llegar a donde estaban las autoridades tomaras tu lugar como sargento y dieras las órdenes a tu pelotón, quienes antes te habían ayudado. ¿Y más tarde cuando en el nacional de lucha olímpica representaron a la UNAM y no te rendiste porque “ya eras universitario” y no podías perder? Mis amores, cuántos recuerdos de su infancia, cuántos recuerdos de todos los años en que estuvimos juntos, ¿cómo olvidar?

No, jamás. Sería necesario enloquecer de dolor o morir y aún así los recuerdos permanecerían en todos nosotros y en quienes nos conocieron para bien o para mal. Aunque lo que creo es que más para bien porque el tiempo como bien lo dices Toño ayuda a reflexionar y a madurar poniendo las cosas en su lugar, asumiendo las responsabilidades que corresponden a cada quien y superar agravios reales o supuestos agravios. El tiempo todo lo cura a menos que no lo desees o no tengas salud mental.

Mis amores, ¿y qué decir de ti Emi, de Paco y de Ale? No terminaría, así que baste por ahora porque hay cosas mucho más importantes que los recuerdos personales, ya habrá tiempo para eso y más, aunque seguiremos hablando de la memoria, pero de la memoria colectiva, esa que intenta el Estado borrar a toda costa como por ejemplo: la muerte de Pável González un 19 de abril como ayer, debo decirles que yo esperaba que alguien lo mencionara y no he encontrado referencia al respecto, lo cual lamento porque ha sido una muerte producto de la lucha por la justicia. Esto no debe suceder, por lo que hago un llamado a todos los luchadores sociales comprometidos para que no dejen de mencionarlo y envío un abrazo fuerte, muy fuerte a Mario y Lourdes padres de Pavel y mi completa e incondicional solidaridad por tan significativa e irreparable pérdida para ellos y para la sociedad, ya que al Estado le conviene más que mueran los jóvenes por sobredosis o en el ajuste de cuentas de la delincuencia organizada a que se involucren en las luchas sociales del pueblo mexicano.

Vaya también un emotivo abrazo para Angel y Graciela padres de Alexis Benhumea, otro joven ejemplar, que también perdió la vida en manos de las fuerzas represoras del Estado, en la represión al indómito y valeroso pueblo de San Salvador Atenco, en este primer aniversario de su muerte, toda mi solidaridad incondicional y la de mi familia.

Y para los familiares de doña Ernestina Ascencio Rosario, mis condolencias sinceras, porque independiente del alegato en el que se han metido las autoridades veracruzanas y el titular de la CNDH, bien sabemos los antecedentes del proceder de los militares que actualmente han retomado la violación a hombres y mujeres como una escalada más de su estrategia de Guerra de Baja Intensidad (GBI), con la cual su intención es atemorizar a la población, vejarla a tal grado que se paralice. Lo que no lograrán ni ahora ni nunca porque jamás podrán entender que para los padres, los hijos, la familia, el pueblo, la voluntad de alcanzar la justicia es indomable.

Pero, aún no termino. Me falta señalar que los responsables de estas atrocidades lo seguirán siendo quienes en su momento estuvieron en el gobierno mexicano sirviendo al sistema y al Estado, a Felipe Calderón Hinojosa, a Francisco Ramírez Acuña, al general Guillermo Galván Galván, a Genaro García Luna, y a José Luis Lagunes López quien funge como Director del Sistema penitenciario federal como usurpadores, ilegítimos y responsables directos de mantener a mis hijos como rehenes en la prisión de alta seguridad del Altiplano y a todos los presos políticos y de conciencia que ha generado su servilismo y autoritarismo al continuar criminalizando la lucha social en nuestro México.

Por medio de la presente hago un ferviente llamado a todas las fuerzas políticas y sociales de izquierda para que haciendo a un lado viejas rencillas y contradicciones de cualquier tipo alcancen un acuerdo general para la conmemoración de este primero de mayo y el paro general, ya que si la derecha a pesar de sus contradicciones se une en un momento dado en contra de los intereses de la mayoría, la izquierda o las izquierdas como gusten llamarle tenemos no sólo la obligación moral sino el deber de unirnos en defensa de los mismos y escribir la historia de los pasos que habremos de dar unidos para transformar esta sociedad en una mejor en donde la justicia, la dignidad y la solidaridad no sean solo principios ni letra muerta sino una realidad.

Vaya también, un saludo a doña Trini esposa de Ignacio del Valle y a su hija América, así como a Mariana Selvas, perseguida política una y prisionera la otra de este régimen, a todas las presas de Atenco y Oaxaca, y a todos sin excepción los que se encuentran librando una batalla más por la libertad de todos los presos políticos del país, un saludo al Segundo Foro Universitario por la Libertad de todos los Presos Políticos, que tiene lugar en este día, y un saludo al Comité Cerezo, (faltaba más).

Para finalizar, hago expresa mi invitación al C. Representante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que en su próxima visita de Mayo, entreviste, no sólo visite las prisiones de Máxima Seguridad en México, a los presos políticos y de conciencia que en ellas se encuentran, les salude –aunque le quede la mano oliendo a huevo- y compruebe de motu propio las violaciones y vejaciones que a diario sufren los mismos.

¡Por la libertad de todos los presos políticos y de conciencia!


Emilia Contreras Rodríguez y Francisco Cerezo Quiroz, papás de Antonio y Héctor Cerezo, rehenes del Estado aún prisioneros y de Emiliana, Francisco y Alejandro Cerezo del Comité Cerezo.

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