Dos caras de una misma moneda: mientras a los luchadores sociales de San Salvador Atenco se les sentencia a 67 años de prisión, al argentino defraudador Carlos Ahumada se le absuelve.
La justicia federal más que ciega es daltónica. Cambia de colores. Actúa por consigna.
La televisión nos presenta realidades alternas de un mismo mundo.
La madriza a los revoltosos de Atenco fue necesaria porque atentaban contra el status quo; mientras los jaloneos al bandido argentino fue toda una afrenta a los derechos humanos.
Y esto es obra y gracia del poder judicial, institución que se pretende no se debe tocar ni con el pétalo de una rosa, so riesgo de mancillar su presumida castidad.
¡Por favor!
A otros perros con ese hueso.Aquí tenemos dos pruebas fehacientes de cómo se aplica la justicia en este país de múltiples contrastes.
Tiene precio.
* Consignas.
Publicado en www.estesur.com
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